lunes, 16 de julio de 2007

Anonimatos

Un conocido el fin de semana inauguró un bar en bellavista y, para promocionarlo, creo un blog con fotografías de su bar. De los nueve post que tenía, cuatro eran de mala onda, tirándole caca y burlándose sin conocer. Leí todos los comentarios y me dio harta risa. Mucha, porque, de cierta forma, hay tanta gente con envidia por la vida, que pienso que su estilo de vida debe estar tan mal planteado, que el único modo de sobrevivir es siendo hiriente, prejuicioso, amargado y solitario. La dinámica por estos días, es tirar mala onda y no darse el tiempo para felicitar, escribir algunos pensamientos o concordar con algo. Como somos un país tan amargado, siempre al alero de los triunfos de los demás, es más fácil criticar en mala onda, que sentarse a meditar sobre las cosas que pasan, porqué pasan, qué está pasando, y, en vez de tratar de mejorar, siempre se está buscando la manera de perjudicar, cagar, molestar. Yo me doy cuenta de eso en mi trabajo, que todos hacen las cosas en silencio buscando que uno falle, se caiga, no cumpla. Y así todos los días. Yo no tengo nada en contra de los mensajes anónimos, ninguno, pero es una lástima tirar piedras y esconder las manos, por eso, nunca he bloqueado los mensajes sin nombre, -es más, hay algunos que me gustan mucho-, porque respeto a todos, pero yo también quiero respeto, para todos, para todos quienes nos damos el tiempo de desahogarnos, de escribir lo que pensamos, de criticar, de ver la vida. Eso, solo algunos lo logran, lo repito, solo algunos lo logran.

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