miércoles, 30 de mayo de 2007

De las madres

"Yo también quiero uno de esos, para escribir las vivencias de la dueñas de casa", dijo mi madre al mostrarle mi blog. Y comenzó a numerar los sacrificios que ha hecho por sus hijos, por surgir en la vida y por tener una casa más linda.
Siguió hablando de cómo nadie la apoya, que todo ha sido gracias a su iniciativa y su esfuerzo. Que mi hermano no da ni un peso para la casa y que yo no lo hago nada de mal. Que nunca tiene tiempo para ver una película tranquila y pasa planchando ropa.
Dice que ella no tiene plata para viajar y que, si la tuviera, la gastaría en la casa, que es lo más importante. Que darse un gusto es solo para ricos, y que ella tiene que velar por tener lo mejor. Salir a comer, divertirse, ir al cine o comprarse ropa cara es para aquellas personas que tienen todo en la vida, que son egocéntricas y que solo piensan en su bienestar. Que nosotros somos unos malagradecidos cuando hablamos de independizarnos, porque ella lo ha dado todo y nunca le hemos agradecido nada.
Y yo, desde mi computador, la escucho. Y siento que estoy nerviosa porque pronto comenzará a retarme por algo mal que he hecho mal. Entonces acudo a mi radio amiga y la prendo y subo el volumen y sé que debe estar diciendo que soy falta de respeto y que no me gusta escuchar la verdad.
Espero un rato. Morrisey se canta una de sus tantas canciones melancólicas y dice "close your eyes" y yo lo hago. Respiro. Bajo el volumen. Voy al dormitorio de mi madre, "Buenas noches", digo, y ella responde, "Chao hijita".

1 comentario:

Fre dijo...

Tu mamá es la que me invita a almorzar .