domingo, 5 de agosto de 2007

Alma

El otro día me encontré con mi alma pero no la pesqué, seguí caminando. Entonces, ella se devolvió y me tomó del brazo y me paró en seco. Me molesté y fui prepotente: "¡Qué querís?", le dije, y me miró asombrada. Otra tarde fría de esas que duele la cara y ella deteniéndome en medio de Carrascal. "¿Porqué no me has llamado?", me preguntó. Y yo ahí, pensando en todo lo mal que me ha hecho, siendo asi, pensativa, comprensiva, fiel, esperanzadora y buena, que le dije, "No tengo nada de qué hablar contigo", y le quité mi brazo y seguí caminando. Y, mientras me alejaba, me acordé de todos los momentos lindos que pasé junto a ella, pero no, no me detuve y seguí caminando hacia el poniente por Carrascal.

2 comentarios:

F L O R n e g r a : dijo...

uno debe de hacer lo que debe de hacer....
el camino debe de ser firme...
aunque nos pinte de nostalgia los cordones...
no olvidar...
pero tambien ser fuerte...
el alma siempre entiende...
algunos dicen que no...
desalmados..

dolor ..tu, luna dibujada...

Fre dijo...

Tropecé.
Y yo me he encontrado a mi alma varias veces por Carrascal. Me ha invitado a su casa, incluso.
Pancito pancita kajita.
Dolo dolores delorean.