Estoy en campaña por no envejecer, pero no se trata de comprar cremas y llevar una dieta balanceada, esto consiste en no sucumbir a las cosas que a estas alturas ya deben estar realizadas: hijos, matrimonios, independencia, seguridad laboral, una cuenta de ahorros, una pareja estable, un seguro de vida, un par de viajes lejos, un perro.
Nada de eso tengo. Pero la edad se me viene con menos acontecimientos negativos de los que me esperaba: estoy más flaca, el pelo más largo, la piel más sana, los dedos más delgados y las pestañas más gruesas. No cumplo años hasta el próximo enero 8, sin embargo, las continuas miradas y preguntas caprichosas de la gente, me sacan de mi estado juvenil y me sumergen en ese mundo de hacer lo que se debe hacer porque sí.
No tengo nada, ni perro que ladre, ni ahorros ni nada, es más, estoy más escuálida que cuando asumí mis 20. Quizás, a los treinta le de el palo al ¿gato?
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